www.cto-am.com
Dr. Arturo Mahiques

Introducción

Rodilla del saltador, tendinitis rotuliana, entesitis rotuliana o “jumper's knee” son diferentes denominaciones de una lesión frecuente en deportistas o trabajadores que realizan esfuerzos excéntricos del tendón rotuliano. Es una patología en aumento con la práctica deportiva, aunque su fisiopatología, etiología y tratamiento aún se discuten.

La lesión se caracteriza por microtraumas en el tejido tendinoso y su inserción ósea, con focos de degeneración y necrosis. El tratamiento depende del estadio clínico, desde reposo deportivo hasta cirugía en casos refractarios. Las pruebas complementarias tienen escasa utilidad diagnóstica, ya que el manejo es esencialmente clínico.

El término “rodilla de saltador” fue acuñado por Blazina et al. en 1973 para describir una tendinopatía de inserción en atletas esqueléticamente maduros, aunque ya había sido descrita por Sinding-Larsen Johansson y Smillie. Afecta principalmente la unión del polo inferior de la rótula con el tendón rotuliano (entesitis), pero también puede incluir la inserción del tendón del cuádriceps en el polo superior de la rótula o del tendón rotuliano en la tuberosidad anterior de la tibia. Aunque suele asociarse al salto, puede afectar a personas no deportistas. Otros términos utilizados para referirse a esta condición son: tendinopatía rotuliana, tendinosis y entesitis rotuliana.

Anatomía funcional

El músculo extensor de la rodilla está compuesto por el recto femoral y los tres vastos (medial, lateral e intermedio), que convergen en el tendón del cuádriceps, insertado en el polo superior de la rótula. Desde el polo inferior, continúa como tendón rotuliano hasta la tuberosidad anterior de la tibia.

El conjunto formado por el tendón del cuádriceps, la rótula y el tendón rotuliano se denomina mecanismo extensor de la rodilla. Aunque funciona como una unidad, anatómicamente consta de dos tendones independientes, por encima y por debajo de la rótula.

Aparato extensor de la rodilla

La contracción del cuádriceps estira estos tendones y permite la extensión de la rodilla. La rótula actúa como un punto de apoyo que potencia esta fuerza.

El fémur y la tibia distribuyen la carga articular durante el movimiento. Esta carga puede alcanzar de 2 a 3 veces el peso corporal al caminar y hasta 5 veces al correr.

Anatomía del tendón rotuliano

Radiológicamente, las fibras posteriores proximales del tendón rotuliano son las más afectadas en esta patología. Sin embargo, estudios biomecánicos muestran que estas fibras toleran más tracción que las anteriores antes de lesionarse.

Tendón y rótula en la anatomía de la rodilla

Frecuencia

La rodilla de saltador es una de las tendinopatías más comunes en atletas esqueléticamente maduros, afectando al 20% de quienes practican deportes con salto. En casos bilaterales, afecta por igual a hombres y mujeres, mientras que en casos unilaterales, la proporción es de 2:1 a favor de los varones.

Biomecánica específica de cada deporte

Esta lesión está causada por estrés repetitivo en el tendón rotuliano o del cuádriceps, especialmente en deportes que implican saltos (baloncesto, voleibol, salto de altura o longitud). También puede presentarse en fútbol, levantamiento de pesas, ciclismo o como enfermedad ocupacional.

Tendinitis rotuliana

Factores intrínsecos de riesgo incluyen: sexo, sobrepeso, genu varo/valgo, alteraciones en el ángulo Q, posición rotuliana anómala y dismetría. Sin embargo, el único factor biomecánico comprobado es la escasa flexibilidad del cuádriceps e isquiotibiales. También influyen la técnica de salto y aterrizaje.

Entre los factores extrínsecos destacan el sobreentrenamiento y las superficies duras. El tendón rotuliano sufre más carga durante el aterrizaje, debido a la contracción excéntrica del cuádriceps, que durante el propio salto.

Clínica

Síntomas

Se presenta con dolor en la parte anterior de la rodilla, especialmente en el tendón rotuliano, agravado por correr, saltar, subir escaleras o tras actividad intensa. El dolor puede comenzar al inicio o al finalizar el ejercicio, y volverse progresivamente persistente. La aparición suele ser insidiosa y rara vez hay un trauma previo.

La localización habitual es infra-rotuliana, aunque también puede ser supra-rotuliana. Se clasifica en cuatro estadios clínicos:

  • Estadio 1: Dolor sólo después de la actividad, sin afectación funcional.
  • Estadio 2: Dolor durante y después de la actividad, sin limitar el rendimiento.
  • Estadio 3: Dolor persistente con dificultad para rendir adecuadamente.
  • Estadio 4: Rotura completa del tendón, requiere cirugía.

Exploración física

La exploración puede revelar:

  • Dolor a la palpación en el polo inferior o superior de la rótula, o en la tuberosidad tibial.
  • Acortamiento de isquiotibiales y cuádriceps.
  • Estabilidad ligamentosa, movilidad y exploración neurovascular normales.
  • Exploración de cadera y tobillo sin alteraciones.
  • Derrame articular (raro).
Localización del dolor

Causas

La fuerza del tendón rotuliano depende del número, tamaño y orientación de sus fibras de colágeno. El sobreuso ocurre cuando la carga aplicada supera la capacidad del tendón para resistirla y regenerarse, lo que puede generar microtraumas que llevan a degeneración estructural (tendinosis), más que a inflamación (tendinitis).

Las muestras histológicas muestran ausencia de células inflamatorias, presencia de hiperplasia vascular, mastocitos y apoptosis celular, lo que apoya el modelo degenerativo. Estudios biomecánicos han demostrado que las fibras anteriores resisten más carga, mientras que la zona posterior proximal, frecuentemente lesionada, soporta más compresión que tracción.

Modelos recientes, como el de Hamilton y Purdam, explican estas lesiones por cargas de compresión en lugar de tracción, lo que justificaría la aparición de lesiones asintomáticas y la ausencia de inflamación. El fenómeno de “stress shielding” también podría favorecer el daño por compresión en la parte posterior del tendón.

Se considera que múltiples factores contribuyen a la tendinopatía rotuliana:

  • Factores extrínsecos (externos), vinculados al uso excesivo:
    • Calzado inadecuado
    • Errores de entrenamiento (frecuencia, intensidad, duración)
    • Superficies duras o inadecuadas (cemento, sintéticas)
    • Progresión demasiado rápida en el entrenamiento ("too much, too soon")
  • Factores intrínsecos (internos):
    • Edad, flexibilidad, laxitud articular
    • Sobrepeso u obesidad
    • Contractura de cuádriceps o isquiotibiales
    • Mal alineamiento del pie, pierna o rodilla (rotación tibial, dismetría, alteración en el recorrido rotuliano)
Ángulo Q de la rodilla

El aumento del ángulo-Q o la anteversión femoral son alteraciones frecuentes que elevan la tensión sobre el tendón rotuliano. Un ángulo-Q mayor de 15° se asocia con mayor riesgo, especialmente en mujeres.

  • Rótula alta: incrementa la tensión sobre el tendón.
  • Desequilibrio muscular: la descompensación entre grupos musculares puede generar tracción desigual sobre el tendón.

La edad más frecuente de aparición está entre los 18 y 30 años. Las superficies duras o rápidas, como las sintéticas o de cemento, aumentan el riesgo.

Diagnóstico diferencial

  • Osteocondritis disecante de rodilla
  • Bursitis o tendinitis de la pata de ganso
  • Bursitis prepatelar
  • Lesiones de menisco
  • Lesión del cuádriceps
  • Enfermedad de Osgood-Schlatter
  • Lesiones y luxaciones rotulianas
  • Síndromes de la articulación patelofemoral
  • Bursitis infrarrotuliana
  • Síndrome de la almohadilla grasa infrarrotuliana
  • Infección en la articulación de la rodilla
  • Síndrome Sinding-Larsen-Johansson
  • Fractura de meseta tibial
  • Tumor

Estudios de imágenes

El diagnóstico de rodilla de saltador es fundamentalmente clínico, por lo que las pruebas de imagen no son necesarias de forma rutinaria, aunque pueden ser útiles para descartar otras patologías.

La radiografía simple puede mostrar signos como una imagen de radiolucencia o un alargamiento del polo inferior de la rótula, pero su valor diagnóstico es limitado.

La ecografía musculoesquelética puede evidenciar engrosamiento e hipoecogenicidad de las fibras del tendón, y mediante ecodoppler con color, se pueden detectar signos de hipervascularidad o neovascularización peritendinosa.

La resonancia magnética (RM) y la ecografía son muy sensibles para detectar alteraciones tendinosas tanto en pacientes con síntomas como en asintomáticos. Esto genera un alto número de falsos positivos, lo que limita su utilidad en pruebas de rutina.

La disponibilidad de unidades de ecografía portátiles y más económicas ha favorecido su uso en el entorno clínico. Además, algunos autores han propuesto tratamientos como la esclerosis dirigida a la neovascularización, guiada por ecodoppler, como una opción terapéutica en casos seleccionados.

Resonancia magnética de rodilla

Tratamiento

🧊 Fase aguda – Control del dolor y protección tendinosa

En las fases iniciales, se recomienda disminuir o evitar las actividades que incrementan la carga sobre el tendón rotuliano (como saltos o sentadillas), junto con crioterapia frecuente para aliviar el dolor y reducir la inflamación.

⚙️ Terapia Física

  • Modificación de la actividad: evitar sobrecargas; iniciar ejercicios excéntricos suaves.
  • 🧊 Crioterapia: 20–30 minutos, 4–6 veces al día.
Aplicación de crioterapia en la rodilla
  • 🦵 Evaluación articular: valorar movilidad de cadera, rodilla y tobillo.
  • 🤸 Estiramientos: cuádriceps, isquiotibiales, glúteos, banda iliotibial...
    Ver estiramientos de miembros inferiores
  • 🏋️ Fortalecimiento excéntrico: sentadillas en plataforma inclinada → mejora del dolor y retorno deportivo.
Ejercicio excéntrico en plataforma inclinada

💡 La clave no es solo el tipo de contracción, sino la progresión de la carga. Aumentar gradualmente repeticiones, peso y velocidad favorece la adaptación del tendón.

Ver potenciación de cuádriceps y miembros inferiores

Ejercicios propioceptivos

🧪 Otras terapias físicas

  • Ultrasonido
  • Calor
  • Láser
  • Terapia interferencial
  • Campos magnéticos
  • TENS
  • Iontoforesis y fonoforesis

🔬 Estas técnicas pueden aliviar síntomas, pero su eficacia no está plenamente demostrada.

🦵 Rodillera o cinta infrapatelar

Mejoran la propiocepción y reducen el estrés sobre el tendón. Las ortesis plantares pueden corregir alteraciones biomecánicas.

Rodillera McDavid Cinta infrapatelar

📊 Tratamiento según estadios

🟢 Estadio I
  • 🧊 Crioterapia y AINEs durante 10–14 días si persiste el dolor.
  • 🚫 Evitar infiltraciones de corticoides.
  • 🧘 Estiramientos y fortalecimiento excéntrico.
  • 🚴 Calentamiento previo (bicicleta estática).
🟡 Estadio II
  • 💤 Reposo relativo, evitar impactos.
  • 🧊 Crioterapia + fisioterapia regular.
  • 🛠️ Reeducación postural y excéntricos progresivos.
  • 💉 Posible infiltración peritendinosa guiada si hay mal control del dolor.
🔴 Estadio III
  • 📉 Reposo 3–6 semanas.
  • 🏋️ Fortalecimiento sin dolor y entrenamiento cardiovascular.
  • 🔬 Considerar cirugía si tras 12 semanas no hay mejoría.
⚫ Estadio IV
  • 🛑 Rotura del tendón → cirugía obligatoria.
Estadio IV

🏃‍♂️ Fase de recuperación

🧩 Programa de rehabilitación

💪 Terapia física

Durante esta fase, el objetivo es restaurar:

  • ✅ La movilidad libre de dolor
  • ✅ La flexibilidad muscular
  • ✅ La fuerza simétrica de las extremidades inferiores
  • ✅ La propiocepción articular

📈 Posteriormente, se incorpora entrenamiento específico del deporte con ejercicios pliométricos avanzados.

🔧 Intervención quirúrgica

✂️ Indicada en casos de:

  • 📍 Ruptura completa (Estadio IV)
  • 📍 Tendinopatía refractaria (Estadio III), tras haber agotado el tratamiento conservador

🛡️ Fase de mantenimiento

🧩 Programa de rehabilitación

💪 Terapia física

En esta última fase:

  • 🎯 El deportista debe completar un entrenamiento deporte-específico antes del retorno competitivo.
  • 🩺 La decisión de volver al deporte debe basarse en:
    • 📝 Evolución clínica
    • 🔍 Examen físico actual
    • 🏃‍♀️ Resultados de pruebas funcionales
  • ♻️ Es importante mantener el trabajo de fuerza y flexibilidad incluso después de regresar al entrenamiento completo.

Conclusiones

La tendinopatía rotuliana es una patología frecuente entre deportistas que realizan saltos, carreras o cambios bruscos de dirección. Su tratamiento debe adaptarse al estadio clínico, priorizando siempre medidas conservadoras.

En estadios tempranos, son fundamentales el reposo relativo, el control de carga y la fisioterapia con énfasis en el trabajo excéntrico. En estadios avanzados, pueden considerarse terapias complementarias o cirugía si el dolor persiste pese al tratamiento.

Una rehabilitación progresiva, individualizada y estructurada garantiza mejores resultados. El éxito terapéutico depende de una estrecha colaboración entre médico, fisioterapeuta y paciente, ajustando el tratamiento según la evolución clínica.