Tendinitis de los Extensores del Pie
Introducción
La tendinitis de los extensores del pie es una condición inflamatoria que afecta a los tendones responsables de la dorsiflexión (elevación del pie) y la extensión de los dedos. Esta patología es común en deportistas, personas con sobrecarga mecánica o calzado inadecuado, y puede generar dolor e incapacidad funcional si no se trata adecuadamente.Anatomía de los Tendones Extensores del Pie
Los músculos extensores del pie se localizan en la región anterior de la pierna y sus tendones cruzan el tobillo para insertarse en el pie y los dedos. Los principales son:
- Tibial anterior: Dorsiflexión e inversión del pie.
- Extensor largo del dedo gordo: Extiende el primer dedo.
- Extensor largo de los dedos: Extiende los dedos 2 al 5.
- Extensor corto de los dedos: Ayuda en la extensión de los dedos.
Estos tendones pasan por debajo del retináculo extensor (una banda fibrosa que los mantiene en su lugar) y son susceptibles a inflamación por fricción o sobreuso.
Causas de la Tendinitis de los Extensores
La inflamación de estos tendones puede deberse a:
- Sobrecarga o uso excesivo:
- Corredores, futbolistas o ciclistas que realizan movimientos repetitivos de dorsiflexión.
- Marcha o carrera en terrenos irregulares.
- Calzado inadecuado:
- Zapatos muy ajustados que comprimen el dorso del pie.
- Amortiguación insuficiente o suelas rígidas.
- Biomecánica alterada:
- Pie cavo o plano que modifica la distribución de cargas.
- Mala técnica al correr (exceso de pisada con el talón).
- Traumatismos directos: Golpes en el dorso del pie (ej.: en deportes de contacto).
- Enfermedades sistémicas: Artritis reumatoide, diabetes o gota, que predisponen a inflamación tendinosa.
Síntomas
- Dolor en el dorso del pie o tobillo, que empeora con la actividad.
- Hinchazón y sensibilidad al tacto sobre los tendones afectados.
- Rigidez matutina o después de periodos de inactividad.
- Debilidad al levantar el pie (dorsiflexión) o extender los dedos.
- Posible crepitación (sensación de crujido) al mover el pie.
Diagnóstico
Historia clínica y examen físico:
- Evaluación del dolor, hinchazón y rango de movimiento.
- Pruebas de resistencia a la dorsiflexión y extensión de dedos.
Estudios de imagen:
- Ecografía: Detecta engrosamiento tendinoso y líquido peritendinoso.
- Resonancia magnética (RM): Evalúa daños estructurales (roturas parciales).
- Radiografía: Descarta fracturas o espolones óseos.
Diagnóstico diferencial:
- Fractura por estrés del metatarsiano.
- Síndrome del seno del tarso.
- Neuropatías por compresión (nervio peroneo).
Tratamiento
1. Tratamiento Conservador (Fase Aguda)
- Reposo relativo: Evitar actividades que desencadenen dolor.
- Hielo: Aplicar 15-20 minutos cada 2-3 horas para reducir inflamación.
- Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs): Ibuprofeno o naproxeno (bajo supervisión médica).
- Vendaje compresivo o ortesis:
- Uso de tobilleras o straps para reducir la tensión en los tendones.
- Calzado con soporte de arco y suela amortiguada.
2. Rehabilitación y Fisioterapia
- Ejercicios de estiramiento: Estiramiento del tibial anterior y extensores (ej.: sentado, llevar los dedos hacia atrás).
- Fortalecimiento excéntrico: Uso de bandas elásticas para resistencia en dorsiflexión.
- Terapia manual: Masaje de liberación fascial y movilización articular.
- Ondas de choque o ultrasonido: En casos crónicos para estimular la reparación.
3. Otros tratamientos
- Infiltraciones con corticoides: Indicadas en casos resistentes (controversiales por riesgo de rotura tendinosa).
- Plasma rico en plaquetas (PRP): Promueve la regeneración del tendón.
- Cirugía: Rara vez necesaria (solo en roturas completas o casos crónicos sin mejora).
Prevención
- Calzado adecuado: Evitar zapatos ajustados; usar deportivos con buen soporte.
- Progresión gradual en el entrenamiento: Aumentar intensidad y distancia de forma controlada.
- Ejercicios de fortalecimiento y flexibilidad: Incluir rutinas para tibial anterior y gemelos.
- Evaluación biomecánica: Corregir alteraciones con plantillas ortopédicas si es necesario.
Pronóstico
La mayoría de los casos mejoran en 2-6 semanas con tratamiento conservador. Los casos crónicos pueden requerir hasta 3-6 meses de rehabilitación. La adherencia al tratamiento y la modificación de factores de riesgo son clave para prevenir recaídas.
Conclusión
La tendinitis de los extensores del pie es una lesión tratable, pero su manejo requiere un enfoque multidisciplinario que combine reposo, terapia física y corrección de factores predisponentes. Un diagnóstico temprano y un plan de rehabilitación personalizado son esenciales para una recuperación óptima.